Afrontando las Crisis Vitales: Guía y Apoyo

A lo largo del ciclo vital se pasa por diferentes etapas o estadios. Cada una de ellas tiene su importancia y su complejidad también. Comúnmente solemos llamar a algunas de estas etapas como «crisis vitales«. ¿Quieres saber en cuál te encuentras?
Pero antes de ello, ¿qué es una crisis vital?
Es una etapa de la vida en la que se produce un cambio, un choque, que, si se resuelve con éxito, hace que la persona sea capaz de desarrollar una serie de competencias, adaptarse a dicho momento y avanzar hacia adelante, hacia las siguientes etapas creciendo psicológicamente. Si la persona, por el contrario, no logra resolver cada conflicto, puede tener dificultades a todos los niveles, esto es, intrapersonal (es el conocimiento de uno mismo y de cómo uno piensa, siente y actúa) e interpersonal (es la capacidad para entender a otros y relacionarse).
Diferentes autores dividen estas etapas desde corrientes distintas y bajo términos diferentes, pero la mayoría coinciden en la existencia de las mismas. Vamos a señalar a un autor conocido en el mundo de la salud mental, Erik Erickson, que nos habló de estas etapas de desarrollo psicosocial, aportando también nuestra experiencia desde la práctica clínica.
Y, ¿cuáles son esas etapas?
Vamos a ir explicando una a una:
· CONFIANZA vs. DESCONFIANZA
Este estadio transcurre desde el nacimiento hasta los 18 meses de vida del bebé.
En función del apego que desarrolle con la madre (vínculo de seguridad, de confianza, de satisfacción, de vulnerabilidad, de peligro…) generará vínculos más o menos sanos en las relaciones que establezca de adulto.
En la consulta podemos observar muchos trastornos que tienen su origen en la primera infancia, en los primeros vínculos que se generaron, trastornos del apego que hacen que la persona tenga dificultades en las relaciones de adulto. Por ejemplo, personas excesivamente dependientes o, por el contrario, desconfiados y con dificultades para intimar o tener relaciones más profundas.
· AUTONOMÍA vs. VERGÜENZA
Esta etapa comienza a los 18 meses y termina hacia los 3 años del niño.
El niño empieza a desarrollarse de forma muscular, a expresar a través de su cuerpo, a controlar los esfínteres. Puede sentir vergüenza y duda o lograr sentirse autónomo e independiente.
Queremos hacer un inciso aquí, recordando que la autoestima no es innata, se adquiere, y se conforma en los primeros años de vida del niño.
· INICIATIVA vs. CULPA
Este estadio discurre entre los 3 y los 5 años del niño.
Comienza a desarrollarse intelectualmente, a explorar por sí mismo, a sentir curiosidad por las relaciones con otros niños. Es bueno que los progenitores potencien dicho desarrollo. Si los padres, por el contrario, frustran sus intentos o reaccionan negativamente a su curiosidad despertarán culpa en el menor e inseguridad.
· LABORIOSIDAD vs. INFERIORIDAD
Esta etapa va de los 6 a los 12 años de edad.
A lo largo de estos años, el niño se interesa por el funcionamiento de las cosas, empieza a hacer actividades por sí mismos esforzándose y sintiéndose válido. Si desde su entorno más cercano (familia, ámbito escolar, y social) no le refuerzan estos logros, desarrollará un sentido de inferioridad frente a sus iguales. Esto afectará negativamente a su autoconfianza y, por ende, a su autoestima.
· IDENTIDAD vs. DIFUSIÓN DE IDENTIDAD
Durante la adolescencia se produce la mayor crisis de identidad. El joven se pregunta a sí mismo quién es. Es la etapa en la que el adolescente comienza a despegarse de sus padres y a diferenciarse de ellos. Pasan a preferir a su grupo de amigos con los que buscan similitudes.
Es un estadio de grandes cambios: comienzan a desarrollarse física y sexualmente, empiezan a tomar decisiones sobre qué estudiar, dónde vivir, con quién compartir su tiempo, qué les gusta o disgusta, etc.
Muchos padres lo viven como un abandono o desapego, pero es absolutamente necesario que se dé ese proceso de diferenciación. De esta manera, el niño se irá convirtiendo poco a poco en un adulto con sus propias ideas y funcionamiento, basado en sus experiencias previas en el entorno familiar. Es determinante que los padres apoyen y comprendan al adolescente, pero, a la vez, marquen ciertos límites que el adolescente aún no puede marcarse a sí mismo.
Remarcamos la importancia de esta etapa y las anteriores porque si se han ido superando con relativo éxito, la persona tendrá una vida adulta estructurada, con un buen funcionamiento, siendo capaz de desarrollar recursos para solventar los problemas que acontezcan.
· INTIMIDAD vs. AISLAMIENTO
Este estadio discurre entre los 20 y 40 años.
Las relaciones empiezan a cambiar. Se prioriza y prefiere relaciones más cercanas, mutuas, en las que uno da y recibe también. Se establecen vínculos que aporten seguridad, confianza e intimidad. Cuando la persona tiene dificultades para estar en relaciones más profundas, termina en cierto aislamiento que puede conducir a estados anímicos como la depresión.
En la práctica clínica observamos que esto comienza a finales de la década de los 20 o hacia la década de los 30. Hoy en día, a los 20 años la persona está definiendo quién es, su identidad, y es pronto para establecer vínculos más cercanos. Consideramos que es hacia los 30 cuando la persona se plantea qué quiere en su vida, con quién quiere compartirla, normalmente se asienta en lo laboral y también en las relaciones sentimentales. El círculo de amistades se reduce y se elige con quién uno quiere compartir su tiempo y su intimidad. En esta etapa la persona se plantea si quiere o no tener hijos. Muchas veces demandan en este periodo terapia de pareja.
· GENERATIVIDAD vs. ESTANCAMIENTO
Transcurre de los 40 a los 60 años.
Durante este periodo normalmente la persona dedica su tiempo a su familia. Son unos años de mucha productividad, de generar, para cuidar de las personas de la familia. Normalmente al principio la persona se siente muy útil y así la viven los de alrededor. Según avanzamos en el estadio, debe haber un equilibrio entre esta productividad y el estancamiento. Muchas personas comienzan a sentir que ya no valen para nada, que esas personas que antes les reclamaban y tenían en cuenta ya no les necesitan.
En nuestra consulta observamos que hay hombres y mujeres con dificultades para encontrar a qué dedicar su tiempo y energía. Es importante desarrollarse a nivel personal, no sólo como madre/padre/cuidador o trabajador. Como se suele decir «poner los huevos en distintas cestas» para que así uno tenga herramientas para enfrentarse a esta etapa.
· INTEGRIDAD DEL YO vs. DESESPERACIÓN
La última etapa va desde los 60 hasta la muerte.
La persona siente que deja de ser útil porque muchas veces su cuerpo no responde, a nivel físico, y su mente tampoco, a nivel cognitivo. Sí es útil pero no al mismo ritmo que antes y esto genera frustración, desesperanza, y a veces depresión profunda.
Se producen muchas despedidas, fallecen los amigos cercanos y familiares. La persona tiene que elaborar duelos complicados conociendo que la propia muerte no queda lejana.
Desde nuestro punto de vista terapéutico es, junto con la adolescencia, la crisis vital más potente que existe. Uno deja de ser ese que ha sido en todos los sentidos, es una pérdida de identidad. Además, consideramos que es una etapa poco visibilizada, lo cual hace que no sea frecuente que estas personas demanden una psicoterapia, pero que genera mucho sufrimiento. Cuando la persona es capaz de hacer un balance de toda su vida desde la calma, y aceptar que la muerte está cerca, lo vive con integridad y serenidad.
Recuerda que… conocer nuestras dificultades y aprender a manejarlas nos hace sentir mejor.