Trastorno Límite de la Personalidad: Síntomas y Tratamiento

Los Trastornos de Personalidad son a mi modo de entender desconocidos, porque están enmascarados en vidas «adaptadas», pero realmente generan un alto malestar e interfieren más de lo que podemos imaginar en el día a día. Podríamos decir que es la patología del siglo XXI. Esto significa que es algo relativamente nuevo en el campo de la salud mental, para lo que se dedican pocos recursos en el sistema público de salud lo que hace que haya pocos dispositivos específicos para el tratamiento de estas personas.

Hoy voy a hablaros de uno de los tipos de trastornos de personalidad más frecuentes, el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) o Borderline. Si bien los Trastornos de Personalidad se dividen en tres bloques, la realidad es que es complicado muchas veces diferenciarlos como si fueran departamentos estancos y se da una gran comorbilidad entre ellos y/o con otras problemáticas.

El TLP afecta a un 2% de la población, esto es, una alta incidencia.

Para tener un diagnóstico de TLP habría que cumplir con los criterios diagnósticos como tal, pero la realidad con la que nos encontramos los profesionales de la salud mental es que hay muchas personas que podrían cumplir tales criterios y no están diagnosticadas. De igual manera, vamos a centrarnos en esas dificultades concretas. Hablemos de ellas entonces.

Las personas con TLP son personas que suelen recurrir a los servicios de urgencias, y es que presentan caos emocional que interfiere en su vida y muchas veces terminan en las urgencias con intentos de suicidio, o reacciones agresivas, y/o consumos de sustancias. Son personas extremadamente sensibles y vulnerables.

¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES SÍNTOMAS?

1. La principal característica es que tienen una gran inestabilidad en el sentido de sí mismos, esto es, una autoimagen o forma de percibirse variable que normalmente basan en cómo les perciben los demás. Es un problema de alteración de identidad: quiénes somos, qué queremos, y hacia dónde vamos. Esto hace que tengan cambios de humor y pensamientos contradictorios acerca de sí mismos y de los demás. Suelen buscar algo que hacer para sentirse a gusto (a veces se embarcan en muchos proyectos), son impacientes, no constantes, tendiendo a hacer lo que se espera de ellos sin reflexionar y pensar qué les gustaría hacer a ellos.

Este caos en la identidad hace que muchas veces pasen de estar contentos o alegres a sentirse decepcionados o disgustados. Esta forma de percibir las situaciones tiene que ver también con el pensamiento dicotómico o de «todo o nada«, sin términos intermedios o grises. Este criterio tiene que ver con los problemas de apego. Normalmente las personas con TLP han tenido infancias negligentes o falta de referentes estables. Suelen ser niños con apegos inseguros, con padres y madres duros emocionalmente o en el peor de los casos que han sufrido maltrato físico, emocional, o/y abusos sexuales.

2. Debido a ello, las personas con TLP realizan esfuerzos por evitar el abandono real o, en muchas ocasiones, imaginario. Suelen referir no soportar la soledad y tener miedo al abandono. Por tanto, si se sienten rechazados o ignorados, suelen presentar reacciones emocionales muy intensas.

3. Uno de los aspectos más vulnerables de estas personas son las relaciones intensas e inestables. Suelen tener necesidad alta de apoyo y cariño, lo que les lleva en ocasiones a utilizar a las personas o ser manipuladores para sentirse queridos o apoyados y no abandonados. Pasan de idealizar a devaluar a las personas. Presentan baja tolerancia a la frustración, no aceptando un «no» por respuesta y no sabiendo canalizarlo adecuadamente. También suelen tender a personalizar las reacciones y comentarios de los demás interpretándolo como algo «en contra de ellos». Estas actitudes hacen que las personas cercanas sientan profundo malestar y terminen alejándose de ellos, precisamente consiguiendo lo que tanto temen.

Tiene que ver de nuevo con las experiencias previas que estas personas han tenido, falta de apego seguro, o entornos invalidantes que no reconocieron las emociones que sintieron, haciendo que en el momento presente no tengan una identidad desarrollada, no dispongan de habilidades para tolerar el malestar o gestionar las relaciones interpersonales.

4. Presentan alta impulsividad. Por ejemplo, suele ser habitual el abuso de sustancias para «no pensar», la conducción temeraria, sexualidad desinhibida, gastos, derrochar dinero, atracones de comida, etc. normalmente con el fin de regular un estado emocional difícil de tolerar.

5. Como comentaba anteriormente, suelen presentar comportamientos intensos o amenazas suicidas recurrentes y/o comportamientos autodestructivos. Si la persona no ha adquirido los recursos suficientes para manejar sus dificultades y para resolver conflictos, es habitual que haya encontrado su propia manera de regularse. Los cortes, las quemaduras, las amenazas suicidas e incluso los intentos de suicidio suele ser la manera que encuentran de hacer frente a las dificultades.

6. Otro de los síntomas frecuentes en TLP es la inestabilidad afectiva presentando cambios bruscos en el estado de ánimo. Se sienten tristes o desmotivados pasando a la ira, angustia, desesperación y en ocasiones bienestar y satisfacción. Son personas muy sensibles que reaccionan de manera desproporcionada o muy intensa. Es frecuente que presenten peleas físicas, enfado constante, mal genio, actuando como si estuvieran fuera de control, con explosiones. En muchas ocasiones buscan que la otra persona les tranquilice y no les abandone. A veces son conscientes de estas reacciones pero la dificultad para tolerar las emociones y regularlas hace que se sientan desesperanzados y no puedan «frenarse».

7. Además suelen sentir vacío crónico. Se aburren con facilidad, están siempre pensando en qué hacer para sentirse vivos. Estos sentimientos de vacío generan desesperanza, impotencia y frustración. Cuando una persona necesita a los demás para sentirse más «llena» se coloca en una postura muy vulnerable. Esto explica las reacciones emocionales intensas cuando temen sentirse abandonados.

A modo de resumen, diría que son personas con una gran fragilidad, con infancias invalidantes que han hecho que no desarrollen una identidad consolidada ni los recursos o habilidades para hacer frente a los avatares de la vida.

¿Y QUÉ DECIR DEL TRATAMIENTO?

Respecto al tratamiento, es importante el tratamiento farmacológico como complemento a la psicoterapia. A pesar de no haber un tratamiento médico específico para el TLP, sí se prescriben fármacos para reducir la ansiedad, los síntomas depresivos, controlar los impulsos o irritabilidad.

Sin embargo, el tratamiento psicoterapéutico es de crucial importancia. Estas personas tienen que realizar un trabajo arduo para lograr una mejor calidad de vida. Para ello se trabajará con esa falta de identidad y entorno invalidante como suceso traumático, entendiendo la importancia del apego, las carencias que ha sufrido y cómo ha aprendido a regularse, pero también se centrará en aprender a desarrollar esas habilidades o recursos que le faltan.

Marsha Linehan, psicóloga estadounidense, reconoció tener un trastorno límite de la personalidad en primera persona, contó su historia y desarrolló un programa de entrenamiento en Habilidades para pacientes con TLP desde la Terapia Dialéctica Conductual (Dialectical Behavior Therapy- DBT).

Algunas de estas Habilidades son con las que yo trabajo en una terapia con personas límite: Habilidades de Conciencia (identificar qué sentimos, describir esa emoción, darse cuenta-Mindfulness); Habilidades de Tolerancia al Malestar (aprender a «frenarse» en los momentos de mayor agitación); Habilidades de Regulación de Emociones; Habilidades de Efectividad Interpersonal (en las relaciones).

La Terapia de Grupo como complemento ayuda a verse reflejados en sus compañeros y sentirse comprendidos. Además, participar en un grupo les ayuda a mejorar en la comunicación y a expresar adecuadamente esas emociones.

Y la Terapia familiar es de gran ayuda para regularse mejor en las relaciones familiares que suelen ser complejas y convulsas llevando a la desesperación de la familia en muchos casos.

Este ha sido un acercamiento al Trastorno Límite de la Personalidad, pretendiendo comprender mejor el sufrimiento de estas personas y entendiendo siempre que «las personas lo hacemos lo mejor que podemos».

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