Identifica y Maneja la Manipulación en las Relaciones

Prácticamente a diario trabajamos en consulta con este tema. ¿En qué consiste la manipulación?
¿Qué son los juegos psicológicos?
Los juegos psicológicos de la manipulación fueron desarrollados por Eric Berne, psiquiatra canadiense. Son considerados una manera de comunicarnos disfuncional, no sana, como una forma indirecta de decir las cosas. El objetivo suele ser conseguir lo que uno pretende, obtener una ganancia.
Es importante destacar que todas las personas manipulamos y somos manipulados en ocasiones. Lo que los convierte en disfuncionales es si se utilizan como forma habitual de relacionarse.
Los juegos se aprenden, utilizamos los juegos ante la dificultad o imposibilidad de conseguir eso que necesitamos (atención, cariño, apoyo…) por otras vías.
¿Y la persona que los utiliza lo hace adrede?
La respuesta es no. Los juegos psicológicos son inconscientes y además repetitivos, se perpetúan, y habitualmente se dan con las mismas personas y en circunstancias similares.
¿Cómo suceden? ¿Cuáles son los pasos?
Según Eric Berne hay una serie de pasos habituales en ellos. Veamos cuáles son:
Normalmente se empieza por un «cebo«. La persona manipuladora pone un cebo a la otra: algún comentario, petición, aparentemente natural, que pretende lograr un objetivo no tan evidente.
Este cebo hace que en la otra persona se despierte una «flaqueza«, una debilidad, alguna emoción que hace que sienta un sentido de la responsabilidad que no le corresponde y se engancha al juego. Es decir, desde esa flaqueza emite una respuesta que no es adaptativa y hace que se perpetúe el patrón de relación.
Veamos un ejemplo para que lo entendamos mejor:
– Cebo de la persona A: «si no me ayudas, si no estás conmigo, mi vida no tiene sentido».
– Flaqueza de la persona B: la persona B siente responsabilidad sobre el estado anímico y futuro del otro. Podría sentir culpa, miedo, pena… que son las emociones que en este caso podrían hacer que se enganche al juego.
– Respuesta de la persona B: «siempre estaré a tu lado, te ayudaré en lo que necesites». Desde esta respuesta, hará que ese patrón funcione, consiga el beneficio de la persona A y, por tanto, se repita en el tiempo.
¿Es posible dejar de jugar?
La respuesta es sí. Si bien, el objetivo no es dejar de jugar por completo, sino que se convierta en algo ocasional y no en nuestra manera habitual de relacionarnos.
Para ello, es imprescindible que la persona conozca estos pasos, especialmente en los casos en que él o ella misma inicie el juego, es decir, reconocer los propios juegos.
Además, sería clave aprender a emitir respuestas, a interaccionar de manera positiva, con una comunicación directa y funcional, transmitiendo lo que necesitamos de forma libre (consigamos o no lo que pretendemos). Desde ahí, la persona toma conciencia y se coloca en una postura de cambio, no de sometimiento, funcionando desde la parte adulta integrada y no desde la sumisión o rebeldía.