Nuestro enfoque integrador. Esto significa que adquirimos ideas y conceptos de distintas corrientes psicológicas, pero todas ellas van en la misma línea y se utilizan adaptadas a la persona que viene y en función de sus necesidades.

Nos guiamos por el Modelo Humanista, poniendo el foco en la capacidad de la persona para tomar decisiones como persona única, en su autorrealización y en su capacidad de avanzar para lograr las propias metas siendo responsable de su vida.

Este modelo ha demostrado su eficacia en el bienestar y crecimiento individual y relacional. En las sesiones se utiliza adaptándonos a cada situación y experiencia concreta.

Dentro de este enfoque adquirimos ideas y prácticas de otros modelos que van de la mano:

Nos basamos en la corriente Relacional Integrativa de Richard Erskine, entendiendo que es la relación terapéutica el motor principal para el cambio.

Nos nutrimos del Análisis Transaccional de Eric Berne, entendiendo la personalidad como un concepto dinámico conformado con ideas conscientes e inconscientes sobre lo que uno espera de su vida. Se trata de que la persona se encuentre en un estado de integración plena de la personalidad ajustada a la situación que le esté tocando vivir, analizando el tipo de transacción más adaptativa para ella.

Además, consideramos el trauma y el apego aspectos determinantes en el sufrimiento psíquico y en las relaciones que se establecen en la vida adulta.

La importancia de los lazos afectivos en el desarrollo del niño contribuye a la formación de una base segura. Los sucesos no son traumáticos en sí mismos, lo que es traumático es el efecto que el evento ejerce sobre la persona

Gracias a la Terapia Sistémica entendemos a la persona como una pieza dentro de un puzle. Esto significa que lo que sucede dentro de la familia afecta al desarrollo de la persona y a sus emociones y reacciones.